I will wait for you

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"Expectations" - Christophe Vacher

jueves, 16 de mayo de 2013

¡Oh llama de amor viva...!


© Fotografía: “Llama”



PARA HALLAR LA FUENTE

En el Jardín de Uruk)


¡Oh cisterna de silencio, 
mediodía donde crece 
el vino denso de tu sombra! 
Bebo el camino del amor 
hasta la noche del infierno 
para hallar la fuente 
que haga eterna tu mirada. 
¿La vida quién la retiene? 
Heme aquí perdido: Importa 
más amar que vivir 
pues alentando conoces 
—como si la muerte 
ya te hubiese penetrado. 
¡Ah lejanía! Yo es amor 
y también muerte —llama 
viva, en el centro de la nada.


Miguel Veyrat


© ”Instrucciones para amanecer” (Calima, 2007)






San Juan de la Cruz

(1542-1591)
Llama de amor viva
1. ¡Oh llama de amor viva,que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva, acaba ya, si quieres; ¡rompe la tela de este dulce encuentro! 2. ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe, y toda deuda paga! Matando, muerte en vida la has trocado. 3. ¡Oh lámparas de fuego, en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con extraños primores calor y luz dan junto a su querido! 4. ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno, donde secretamente solo moras: y en tu aspirar sabroso, de bien y gloria lleno ¡cuán delicadamente me enamoras!


* * *

lunes, 6 de mayo de 2013

Tardíamente, en el jardín sombrío

Fujian China (Mainland)


Amor Tardío


Tardíamente, en el jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba milagrosa
el deprimente anochecer de estío.

Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío.

Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...


José Ángel Buesa


Poeta cubano nacido en Cienfuegos en 1910 y fallecido en el exilio, en Santo Domingo en 1982.
Publicó su primer libro de poesía a los 22 años de edad. 
Obras más conocidas:  «La Fuga de las Horas», «Oasis», y «Poeta Enamorado».

miércoles, 1 de mayo de 2013

¡Solamente loco! ¡Solamente poeta!...


Friedrich Nietzsche - Edvard Munch


Los Ditirambos Dionisíacos constituyen a la vez el único libro de poesía y el último, que deja publicado Nietzsche ya cercana su muerte, mientras entraba galopando en su locura, en un desdoblamiento inicial, una fuga a su propia interioridad caracterizada por una exaltación y melancolía intermitentes, que lo llevaban a escribir cartas y mensajes sin sentido firmados como El Crucificado, Dionisio o César. Esta exaltación fluye a veces en forma de ensoñación, en tonos melancólicos, en un consumirse en soledad y en un presagio de ocaso inminente.

En el poema Sils María* se hace evidente este desdoblamiento cuando dice: 
"... de uno se hizo dos..." en que alude a los efectos de la demencia en medio de la que terminó sus días este genial filósofo y poeta, que muchos atribuían a secuela de una enfermedad venérea (sífilis) adquirida en su juventud y que ante nuevos estudios científicos, resulta ser demencia frontotemporal o enfermedad de Pick.  Entre esos efectos está el desdoblamiento, que le hace escribir desde un Tú.

"La poesía de Nietzsche se une intrínsecamente a toda su prosa y a su vida, no es autónoma, debe vérsela enmarcada por su obra filosófica. Su lírica deriva de la emoción, abarcando al alma humana en su totalidad, comprendiendo un pensamiento inquisitivo, angustiado, absorbido por las polaridades del ideal y la realidad, el dolor y la felicidad, aspirando a una felicidad ideal de la que depende poder penetrar con su entendimiento la razón de ser de la existencia, su misterio que describe como pavoroso, y la muerte. Nietzsche abreva en la tradición del Romanticismo, pero supera su contenido, su forma y su intensidad." 

"Nietzsche rompe con las trabas de la lógica en su lirismo. Su pensamiento, acuciado por un ideal de visión perfecta de la verdad oculta avanza en su expresión a saltos, con bruscas sacudidas, convulsiones, desmayos y arrobamientos: pensamiento fraccionado, disuelto por la pasión de pensar en rugidos, en carcajadas sarcásticas, en violentas imprecaciones, en un lirismo rumoroso, en los que palpita la visión de una dicha ansiada. Por momentos Nietzsche quiebra la razón, la reflexividad, aún la construcción gramatical, empleando una doble discursividad merced a la polisemia, que es imposible traducir. Sin embargo su poesía sigue los cánones del ideal poético, aspirando a que la musicalidad y la emotividad sean llevadas al extremo, pero añadiéndole una carga de contenido hasta entonces inédita, pues aun en los momentos de quiebre de la razón deja en pie el sentido."

Juan Carlos Prieto Cané (Prólogo)

Ditirambos Dionisíacos 
Friedrich Nietzsche 

Traducción: Guillermo Teodoro Schuster y Juan Carlos Prieto Cané 
Los libros de Orfeo, Buenos Aires, 1994.




¿Por qué Dionisos? Porque su culto exacerba las emociones al punto de la pérdida de la subjetividad, del olvido de sí, en base  al volcamiento hacia un estado que lo emparenta con sus dioses, es la licencia hacia una comunidad superior que en concordancia con la naturaleza vibra en entusiasmo. La vida se estremece, bulle y danza, se redime, deja atrás el sufrimiento y despierta el gusto por vivir.

"Sé cantar el ditirambo, hermosa canción 
de Dionisos, cuando el rayo del vino llega al alma."

Arquíloco (Enciclopedia Pauly)

* * *

Gustave CourbetEl desesperado (autorretrato) 1843 ca.



¡Solamente loco! ¡Solamente poeta!

Con el desvanecerse de la luz,
cuando ya el consuelo del rocío
se filtra en la tierra,
invisible, inaudible
—pues delicado calzado lleva
el consolador rocío, como todo dulce consuelo—
entonces recuerdas, tú recuerdas, ardiente corazón
cuan sediento estuviste
de lágrimas celestes y gotas de rocío,
abrasado, cansado, sediento,
mientras en sendas de amarilla greda
miradas malignas del sol crepuscular
a través de la negra arboladura en torno a ti corrían,
deslumbrantes, maliciosas, abrasadoras miradas del sol.

«¿Tú el pretendiente de la verdad?» —así se burlaban—.
«¡No! ¡Sólo un poeta!
un animal astuto, saqueador, rastrero,
que ha de mentir,
que premeditadamente, intencionadamente
ha de mentir,
multicolor enmascarado,
máscara para sí mismo,
presa de sí mismo,
¿es eso el pretendiente de la verdad?...

¡Solamente loco! ¡Solamente poeta! 
solamente un multicolor hablar, 
hablar polícromo de enmascarado bufón, 
que trepa por mendaces puentes de palabras, 
sobre un arcoiris de mentiras 
entre falsos cielos 
deslizándose y divagando. 
¡Solamente loco! ¡Solamente poeta!...
¿Es eso el pretendiente de la verdad?...
No inmóvil, rígido, liso, frío,
trocado en estatua,
pilar de dios;
no erigido ante templos,
atalaya de dios;
¡no! Hostil eres a tales ejemplos de virtud,
más recogido te hallas en el desierto que en los templos,
audaz como los gatos
saltas por todas las ventanas
¡husch! y en toda oportunidad,
husmeas toda selva virgen,
tú que por selvas vírgenes
entre fieras de polícromos pelajes
pecadoramente sano y bello y multicolor corrías,
con lascivos belfos,
feliz con el escarnio, feliz en el infierno, feliz y sanguinario
furtivo, ladrón, mentiroso corrías...
O semejante al águila
que fija su mirada largamente en los abismos,
en sus abismos...
—¡oh, girar como ella hacia abajo,
hacia el fondo, hacia adentro,
hacia profundidades más profundas cada vez!—

Entonces,
súbitamente,
en vuelo vertical,
trazo precipitado,
caer sobre corderos,
hacia abajo, voraz,
ávido de corderos,
odiando toda alma de cordero,
odiando furiosamente todo lo que parezca
virtuoso, borreguil, de lana rizada,
necio, con leche de oveja satisfecho...

Así,
aguileños, leopardinos,
son los anhelos del poeta,
son tus anhelos entre miles de máscaras,
¡tú, loco!, ¡tú, poeta!...

Tú que consideras al hombre 
tanto dios como oveja—, 
desgarrar al dios en el hombre 
como a la oveja en el hombre 
y desgarrando reír— 
¡ésa, ésa es tu felicidad!
¡felicidad de leopardo y águila, 
felicidad de loco y de poeta!»...

Con el desvanecerse de la luz, 
mientras la hoz de la luna 
se desliza verde y envidiosa 
entre rojos purpúreos, 
—hostil al día, 
segando a cada paso 
las guirnaldas de rosas 
con sigilo, hasta que se hunden, 
pálidas, en el seno nocturno:

así caí yo mismo alguna vez
desde mi desvarío de verdad,
desde mis días afanosos,
del día cansado, enfermo de luz,
—caí hacia abajo, hacia la noche, hacia las sombras,
abrasado y sediento
de una verdad.

—¿recuerdas aún, recuerdas tú, ardiente corazón
cuan sediento estuviste?—
¡sea yo desterrado
de toda verdad!
¡Solamente loco! ¡Solamente poeta!... 


Friedrich Nietzsche

De Ditirambos Dionisíacos