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"Expectations" - Christophe Vacher

martes, 28 de junio de 2011

Bodas de Sangre


"Bodas de Sangre"  -  Emilio Díaz-Cantelar


Esta obra del poeta  andaluz Federico García Lorca es una tragedia en verso y en prosa, en tres actos y siete cuadros.  Fue escrita en 1931,  se estrenó en el teatro Beatriz de Madrid en 1933, por la Compañía de Josefina Díaz y Manuel Collado y fue publicada en su 1ª edición en 1935,  en vida de su autor. 

“Vocerío que crece como una marejada y que termina en un apogeo de gloria; la sala entera estalla en una ovación que obliga al autor a salir a escena.”  Así cuenta  Carlos Morla Lynch, diplomático chileno destinado en Madrid, sus impresiones sobre la noche del estreno.

Lorca se basó en hechos reales producidos el 22 de julio de 1928 en el Cortijo del Fraile, Níjar, Almería.

“Desde la vida y la muerte, a lo antiguo y lo moderno, en la manera de ver la tragedia. Todo ello enmarcado en un paisaje andaluz trágico y universal.”

Ya en el nombre de la obra se puede presagiar la tragedia presente a lo largo de toda ella.

Símbolos:  Como todo lo de Lorca,  está escrita con pasión,  con fuerza,  lleno de símbolos y de diferentes matices.  El caballo significa la pasión desbocada que lleva a la muerte.  La Luna anuncia la violencia,  la sangre y la muerte.  El cuchillo presagia la muerte.

Fue adaptada por Antonio Gades,  bailarín y coreógrafo, para una versión en danza titulada “Crónica del suceso de bodas de sangre” obra que junto a la Compañía de Bailes Españoles fue estrenada el 2 de abril de 1974, en el Teatro Olímpico de Roma,  con música de Emilio de Diego y textos de Lorca.  Esta versión posteriormente fue llevada al cine por el aragonés Carlos Saura en 1981, con Antonio Gades de nuevo como bailarín y coreógrafo,  en el papel de Leonardo,  acompañado por Cristina Hoyos como La Novia.



La creación coreográfica de Gades ha sido considerada como uno de los hitos de la danza española,  donde se mezcla ballet clásico,  danza moderna y flamenco.

Fue filmada en una sala de ensayo,  al desnudo,  donde la escenografía es mínima y lo único que destaca son los personajes,  el texto y la danza.


I PARTE

Es la mañana de la boda, la criada comienza con los arreglos de la novia, el primero en llegar es Leonardo, quien se había adelantado a todos los convidados con la intención de hablar con la novia, ésta se estremece al verle, y la criada lo enviste con reclamos por importunar a la novia en la mañana de su boda.

Leonardo un antiguo amor de la novia,  arrastrado por la pasión que le consume día a día, interpela a la Novia momentos antes de llegar los invitados, ambos se reprochan decisiones pasadas, la libertad de elegir fue castigada por las diferencias sociales y económicas del círculo familiar...Una culpa nueva que se come a la otra...

Leonardo expone los sentimientos que le queman el alma

Leonardo:  Dímelo. ¿Quién he sido yo para ti? Abre y refresca tu recuerdo. Pero dos bueyes y una mala choza son casi nada. Esa es la espina.

Amarrado por ti, hecho con tus dos manos. A mí me pueden matar, pero no me pueden escupir. Y la plata, que brilla tanto, escupe algunas veces.
 Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; pero ¡siempre hay culpa!

Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque!

No me quedo tranquilo si no te digo estas cosas. Yo me casé. Cásate tú ahora.

***

Despierte la novia
la mañana de la boda;
ruede la ronda
y en cada balcón una corona.


Que despierte
con el ramo verde
del amor florido.
¡Que despierte
por el tronco y la rama
de los laureles!


El novio parece la flor del oro
¡Aires de sosiego le manan los ojos!






***

II PARTE:   (Acto Segundo. Cuadro  I)

Después del hermoso cuadro del arreglo de novia en el zaguán, mientras despunta el día,  al grito de ¡Que salga la novia! ¡Que despierte la novia!,  irrumpen en alegre tropel, los amigos y familiares alborozados,  sin percibir la tragedia escondida.

Despierte la novia
la mañana de la boda.
¡Que los ríos del mundo
lleven tu corona!


Que despierte
con el ramo verde
del laurel florido.
¡Que despierte
por el tronco y la rama
de los laureles!

¡Despierte la novia
la mañana de la boda!

Que despierte
con el largo pelo,
camisa de nieve,
botas de charol y plata
y jazmines en la frente.

La novia
se ha puesto su blanca corona,
y el novio
se la prende con lazos de oro.

***

La madre del novio siente una indescriptible opresión en su pecho al enterarse que la novia de su hijo había sido novia de uno de los Félix.

La Novia se encamina a la iglesia, en medio de gran algarabía, la madre del novio ha reconocido a Leonardo, se agolpa el resentimiento en su corazón...  Los Félix ...  Los Félix ...  Leonardo pertenece a la familia de los Félix, aquellos que la hundieron en el pozo de la tristeza eterna y trajeron el luto a su vida.

Ya sales de tu casa
para la iglesia!

¡El aire pone flores
por las arenas!

¡Ay la blanca niña!

Aire oscuro el encaje
de su mantilla.


***

La novia, la blanca novia
hoy doncella,
mañana señora.

Se oyen guitarras, palillos y panderetas.

Leonardo y su mujer quedan rezagados,  Ella le exige a éste que la acompañe a la boda, comienza a intuir que algo grave pasa y aunque sospecha la razón, prefiere callar.

Mujer:  ¿Por qué me miras así? Tienes una espina en cada ojo.

Leonardo:  ¡Vamos!

Mujer:  No sé lo que pasa. Pero pienso y no quiero pensar. Una cosa sé. Yo ya estoy despachada. Pero tengo un hijo. Y otro que viene. Vamos andando. El mismo sino tuvo mi madre. Pero de aquí no me muevo.

Al salir de tu casa
para la iglesia,
acuérdate que sales
como una estrella.

***

Ya todos reunidos y habiéndose celebrado nupcias, los invitados y familiares comparten el alborozo y dicha de los novios.

Que relumbre la casa y se llenen de miel las almendras amargas. Pon los manteles ya, prepara el vino ya, porque el novio es un palomo con todo el pecho plata, y espera en el campo el rumbo de la sangre derramada. Giraba la rueda, giraba, giraba giraba la rueda el agua pasada.





***

III PARTE:   Descenlace

El entusiasmo de los invitados era cada vez mayor, todo era perfecto, llegó el momento en que los novios debían dirigir el baile de ronda, cuando el novio y su suegro fueron a buscar a la novia para comenzar el baile, ésta había desaparecido, la buscaron por todas partes hasta que la mujer de Leonardo, llena de agitación, se acerca a ellos para informarles que Leonardo y la novia habían huido a lomo de caballo. De inmediato el novio emprende su persecución, la familia de él se despide y se apresuran a prestar su auxilio al novio. La madre del novio por su parte hace lo mismo y se retira al tiempo que lanza imprecaciones a la familia de la novia y a la de los Félix.

Cuando llega el momento de la boda, la novia comienza a presenciar el reavivamiento de la llama de un viejo amor que nunca se extinguió, y en un arrobo de amor enceguecedor, una vez consumada la ceremonia, accede a escaparse con Leonardo. Por su parte, el joven novio, herido y ultrajado, decide darles alcance y así resarcir no sólo el daño del que fue objeto, sino también acallar el clamor de venganza de su familia por el asesinato de su gente; y con el presagio de la luna, y cuchillo en mano, ambos jóvenes mueren ultimados por ellos mismos, en una noche teñida de sangre.

La persecución está en marcha. En el bosque un grupo de leñadores conversan sobre la gravedad de los acontecimientos, todos conocen la tragedia que ya pesa en las espaldas de la familia del novio, la afrenta recibida de los Félix está por encontrar un desenlace cruento. El amor no extinto entre Leonardo y la novia no alcanza a ser un atenuante para la deshonra de que ha sido objeto el novio y su familia. En el corazón del novio sólo se escucha un clamor de venganza, la fuerza de sus antepasados se hace una con la suya en la sed de justicia.   La luna es testigo de cuanto ocurre...

Los enamorados huyen, corren a donde su amor pueda ser posible, saben que tal vez no volverán a ver la aurora, saben que nada los salvará, que su amor, al tiempo que los bendice es también su perdición.

La novia insta a Leonardo a que huya, y con todo el valor del que es capaz una enamorada le dice estar dispuesta a enfrentar sola la muerte, Leonardo por su parte se muestra firme y fiel al sentimiento, y declara que sólo muerto se volvería a separar de ella.


La Novia:  Estas manos que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramas azules
y el murmullo de tus venas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría una mortaja
con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!


Leonardo:  ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.

La Novia:  Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda, mirando al campo,
como si fuera una perra.


Leonardo:   (Abrazándola)
¡Como quieras!
Si nos separan, será
porque esté muerto.


La Novia:  Y yo muerta.

El rojo ha cubierto el cielo y la tierra, los dos jóvenes han encontrado de frente su destino, era su sino acabar de esta forma, ambos ofrendaban su vida por amor.

(Aparece la novia. Viene sin azahar y con un manto negro.)

Al esconderse el último rayo de sol la novia aparece en casa de su suegra, es el momento donde ella se dispone con el corazón henchido de amor y arrepentimiento a soportar su castigo.

La Novia:  Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me puedan enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos.







*  Esta parte fue creada sin música y con efecto cámara lenta,  para darle mayor dramatismo.



"Abanico y flores"  -  Julio Romero de Torres

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