Elena Liliana Popescu es poeta, traductora y editora rumana, licenciada y Doctora en Matemática, por la Universidad de Bucarest, de la que actualmente, es profesora, en el Departamento de Informática, Facultad de Matemática y Informática. Nace el año 1948 en Turnu Magurele, Teleorman, Rumania. Casada con el académico Nicolae Popescu, matemático rumano, con quién tiene tres hijos. Después de 1989, inicia una actividad en el periodismo rumano con ensayos de interés general, así como artículos contemporáneos sobre temas sociales y políticos. Escribe poesía y traduce literatura poética, filosófica y espiritual del mundo. Tiene publicados más de veinte libros de poesía y es miembro de la Unión de Escritores de Rumania, sección de Poesía.
En su sitio oficial comparte parte importante de su obra, a través de la cuál se puede uno formar una idea bastante cercana a su persona y su poesía. Me ha emocionado comprobar que existe una fundamental correspondencia entre su visión y la mía, acerca de la poesía, visión que sin dejar de ser intelectiva, abre las puertas a lo ontológico, lo trascendente y lo cuántico.
A modo de introducción y bienvenida ofrece una reflexión bastante profunda y estética acerca de la poesía, como producto de la interioridad que el poeta desea compartir con los lectores:
"Trata de dejar de lado las preocupaciones del día para poder entrar juntos en la realidad del Sueño llamado Poesía, abriendo la puerta de tu corazón a estos versos escritos especialmente para ti.
Nacieron en mi corazón cuando les tocó desprenderse del mundo de las formas-pensamientos y revestirse en el mundo de las formas-palabras, para presentarse, cuando hayan cumplido su destino, a la ceremonia del encuentro contigo, lector.
La simplicidad que en su esencia significa la Verdad, no puede expresarse más que por el silencio.
Todas las palabras del mundo lo único que hacen es intentar describir el silencio.
El conocimiento de sí mismo, el ideal más simple y el más difícil de alcanzar es la finalidad de cada hombre por separado y la del mundo entero y a ella se subsume toda nuestra búsqueda.
Algunas veces la búsqueda cobra la forma de lo que podemos llamar poesía.
Los poetas vienen y se van, dejando su empeño por descubrir el rostro invisible de la Poesía , la cual nos mira sin juzgarnos desde el otro lado del velo de la Ilusión ».
Elena Liliana Popescu
Traducción del rumano por Joaquín Garrigós
Qué es la poesía para mí
"Cuando era niña, contemplaba con atención las cosas que pasaban ante mis ojos en el mundo que se perfilaba a mi alrededor. Más tarde, el mundo interior también abría sus puertas invitándome a conocerlo; un mundo no menos fascinante que el exterior y que reflejaba todas las reacciones a lo que afuera parecía ser nuevo y construía, paso a paso, lo que había de ser para mí la vía del conocimiento; conocimiento cuyo objeto solo era muy vagamente percibido al principio y cuyo sujeto era "yo", sin que, por aquel entonces, me preocupase quién ni qué significaba ese "yo".
Nuevas y nuevas preguntas seguidas de respuestas tendrían que ser sustituidas por otras respuestas y otras preguntas, algunas de las cuales parecían no tener respuesta... El misterio se presentaba siempre con otras facetas, nuevas experiencias mejoraban la calidad de su búsqueda pero ellas resultaban ser, todas las veces, insuficientes para descifrarlo.
Paulatinamente, comencé a expresar por escrito reacciones, emociones e impresiones provocadas por mis encuentros con los insospechados aspectos de lo desconocido, cuando estos parecían tocar mi ser en cierto sentido y con intensidad... Sentía la necesidad de compartirlas por medios distintos a la palabra ya que mi ser interior no encontraba, al menos al principio, otra vía de comunicación más adecuada.
La mayor parte de las veces, no me dirigía a nadie en concreto, quizá a todos, quizá a mí misma, sin que por entonces ello me preocupara porque, al contrario, la sensación de aquel rebosadero se habría vuelto una carga demasiado pesada para lo que estaba empezando a intuir que era mi alma. La forma de expresar mis sentimientos en tales situaciones se acercaba a lo que podríamos llamar poesía, en una acepción quizá generosa y, en cualquier caso, al estimulo, y, en este sentido, podría afirmar que los primeros intentos literarios que revestían la forma de poesía se perfilaron ya a la edad de diecisiete años.
En aquella época, por muchas razones, objetivas o no, no se planteó la cuestión de publicarlos. Una de esas razones era la preocupación asidua por descifrar los misterios de las matemáticas, lo cual se concretó en la elección de la que, más tarde, sería mi profesión. Las matemáticas, apodadas la reina de las ciencias, es una disciplina severa por sus reglas precisas y aparentemente obligatorias, pero que deja siempre plena libertad a quien está decidido a hacer frente a sus peligros para descubrir la pureza, la hermosura y la eterna incógnita.
La atracción por las matemáticas y el estudio en esta dirección no mermaron, en modo alguno, mi pasión por la poesía sino todo lo contrario, me permitieron descubrir nuevos puentes por los que el lenguaje matemático y el poético pueden acercarse y compenetrarse para llegar, "en el infinito", a identificarse. Qué significa este infinito y cómo puede alcanzarse desde el punto de vista común de ambos es un misterio que está por resolver, tal vez el último.
Cierto es que he seguido escribiendo y traduciendo algunos libros para que estos fuesen más accesibles a los lectores rumanos, y algunas traducciones circulaban desde hacía tiempo en un marco más restringido o incluso más amplio. Otros libros consiguieron ver la luz de la imprenta solo a partir de 1990 pues los temas tratados eran rechazados en la época anterior, una época que hoy ya tenemos por superada aunque algunas de las mentalidades que nos marcaron profundamente a muchos de nosotros no hayan desaparecido del todo. También a partir de 1990 me impliqué en cierta medida en la vida social, cívica y política de Rumania publicando en la prensa de la capital varias decenas de artículos referentes a diversos aspectos de interés general y de actualidad.
Los versos que he escrito son directos y sencillos. Nacieron en mi corazón y el intelecto los modeló luego, con sus imperfecciones y desmaña, para expresar las sensaciones, los sentimientos y también la fuerza de la emoción auténtica, que no puede expresarse del todo a través de la palabra.
Las poesías vinieron solas, podría decir que una detrás de otra, como una necesidad, sin buscarlas ni construirlas, sin perseguir una finalidad determinada, sin la intención de impresionar ni de provocar nada ni a nadie, aunque el intento del lector de descifrar el mensaje auténtico de los poemas podría constituir, en cierto sentido, una provocación, así como con la recepción de ese mensaje el lector podría tener una sensación parecida a una conmoción.
Solo me decidí a publicar cuando, en una exposición, el pintor, un alemán de origen rumano llamado Eugen Branescu, recién regresado al país en 1992, expuso junto a sus cuadros algunos de mis poemas, acompañados de ilustraciones gráficas para realizar un efecto especial en el marco de la exposición a la que dio un ambiente especial mediante la música en armonía con la pintura y la poesía. Los visitantes, amantes del arte, quedaron impresionados por el estilo directo y la sinceridad de los poemas y se interesaron por la forma de adquirirlos.
Así nació la idea de publicar un primer volumen que abarcase una parte de los poemas escritos hasta entonces y se materializaba el hecho de que, una vez escritos, esos poemas ya no me pertenecían y había que dárselos a quienes por derecho correspondía.
Este parece haber sido el principio, suponiendo que exista realmente un principio..."
Elena Liliana Popescu
Traducción del rumano por Joaquín Garrigós
"Para un poeta cerebral por excelencia, la creación equivale a transponer (traducir) el mundo de las «formas-pensamientos» en el de las «formas-palabras», y el poema se transforma en un espacio de comunicación, en la región mirífica donde la riqueza espiritual y la sensibilidad exacerbada del autor se encuentran con la del lector. Familiarizada con la perfección de los cuerpos geométricos, la poetisa aspira a la armonía y a la perfección de las formas también en el arte. Evocando a la manera de Blaga la cuestión del silencio, Elena Liliana Popescu aborda en realidad la de la condición imperfecta de las palabras. Como en el caso de Ion Barbu, la poesía significa búsqueda, se convierte en un acto de conocimiento o, más exactamente, en una modalidad de conocimiento más profundo de sí mismo." Dice Gheorghe Glodeanu, Profesor de literatura rumana en la Universidad de Baia Mare (Rumania), acerca de la poesía de Popescu.
Su último libro "Himno a la Existencia" (Ed. Herald, Bucarest, 2000), contiene cuatro secciones que hablan por sí mismas:
- Himno a la existencia
- Himno a la vida
- Himno a la libertad
- Himno al silencio
La autora lo dedica a Mihail Eminescu, el poeta más grande de la Rumania del s. XIX, un romántico tardío, del que dice: «el que, bajando entre los mortales, eligió la lengua rumana para expresar la esencia divina del ingenio». El libro es encabezado con la máxima:
«la verdad se revela por sí sola
al que está preparado para recibirla».
En Himno a la existencia, la autora presenta una cosmogonía que sitúa el origen del universo en el caos inicial:
SI SE PUDIERA
«Si se pudiera alguna vez
medir lo inconmensurable,
abarcar lo ilimitado
y, atravesando la nada,
no ser lo uno ni lo otro...
Si se pudiera alguna vez
ser amor sin amar,
ser esperanza sin esperar,
ser palabra sin hablar,
ser pensamiento sin pensar...
Si alguna vez se pudiera
oír lo inaudible,
ver lo invisible
y conocer lo desconocido,
¿volvería otra vez el principio?»
(A Ti, 1994)
Traducción del rumano por Joaquín Garrigós
En Himno a la Vida, su poesía gana musicalidad a través del recurso de la repetición:
«En ti está el Poeta
En ti la Poesía
En ti está el Profeta
En ti la Profecía
En ti está la Voz
En ti el Silencio
En ti está la Búsqueda
En ti lo Insondable
En ti está la Conciencia
En ti la Inconsciencia
En ti la Pregunta
En ti está la Respuesta ».
En Himno a la Libertad, la autora se vale del Mito de Prometeo, en una clara correspondencia con el poeta, héroe civilizador que se atreve a desafiar a los dioses, a fin de dar a los hombres, el fuego, la razón y el secreto de los artífices. Pero se impone el drama al derramarse sobre la humanidad el caos de todos los males, a través de la Caja de Pandora. Y el subsecuente castigo de Prometeo, encadenado en las montañas del Cáucaso, para que sus entrañas fueran recurrentemente devoradas por el funesto buitre.
«Señor, no me quites aún la carga,
tormento de mi espíritu.
Encadenado a una roca forcejeo,
Obligado a soportar un cruel destino.
Estoy condenado para siempre,
pagando el pecado cometido,
cuando al mundo revelé
un secreto tenazmente guardado».
En Himno al silencio, la autora nos revela la importancia trascendental del silencio:
«El hondo sentido de la existencia
El silencio mudo lo revela,
Cuando sin el rostro de la apariencia
la realidad lo prueba».
"En esencia, la meditación sobre el silencio se transforma en una meditación sobre la condición del poeta y la poesía pues el silencio se convierte en un símbolo de lo absoluto imposible de expresar en palabras." Gheorghe Glodeanu.
Así el poeta se define como
«el que aspira todavía a expresar
su vivencia sensible en la poesía,
el invitado a una cena principesca
que alimenta con la gracia su humilde fantasía».
La poesía es vista como una ofrenda a los lectores, una tentativa de expresar las esencias pero también como un mensaje en verso dirigido a la humanidad. Revela el destino órfico del cántico que es hacer resucitar la esperanza. Ante lo absoluto intangible, todo se vuelve una larga interrogación. El silencio puede expresar lo absoluto que se escapa a las palabras:
«El que tenía tanto que decir
Antaño, con sus hábiles rimas,
¿Podría componer otro poema que no fuera el del Silencio interminable?»
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"Las distancias tocadas por la gracia vuelven amigos a los extraños."