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"Expectations" - Christophe Vacher

lunes, 25 de junio de 2012

Juan el descalzo...

San Juan Bautista  -  El Greco



Introducción al budismo 


Y vino Juan Descalzo y dijo: 
Quédate un rato 
al lado de los pobres, 
viendo cómo no comen 
viendo cómo no lloran 
cómo no son felices o infelices 
con aquello que tienen o no tienen. 

Hazlo ahora, ¡deprisa! 
antes que sea demasiado tarde, 
pase por ti la vida 
en ráfaga cruel y te despoje 
de cuerpo y de belleza. 

Entra ahora y aprende 
de los desposeídos. 



Verónica Pedemonte 
(poeta española) 

Dulcinea en Manhattan 



* * * 



Las fuentes principales relativas a la vida y ministerio de San Juan Bautista son los Evangelios canónicos. De estos, San Lucas es el más completo, recogiendo como hace las maravillosas circunstancias que acompañaron el nacimiento del Precursor y detalles sobre su ministerio y su muerte. El Evangelio de San Mateo se mantiene en estrecha relación con el de San Lucas, en cuanto se refiere al ministerio público de Juan, pero no contiene nada de lo relativo al comienzo de su vida. De San Marcos, cuyo relato de la vida del Precursor es muy escaso, no se puede recoger ningún detalle nuevo. Finalmente el cuarto Evangelio tiene esta especial característica, que da el testimonio de San Juan tras el bautismo del Salvador. Aparte de las indicaciones suministradas por estos escritos, alusiones de pasada se producen en pasajes tales como Hechos, 13, 24; 19, 1-6; pero son pocos y se refieren al asunto sólo indirectamente. A lo anterior debe añadirse lo que Josefo relata en su Antigüedades Judías (XVIII, v, 2); pero debe recordarse que es lamentablemente errático en sus fechas, equivocado en los nombres propios, y parece manipular los hechos según sus propias opiniones políticas; sin embargo, su juicio sobre Juan, también lo que nos dice sobre la popularidad del Precursor, junto con algunos detalles de menor importancia, son dignos de la atención del historiador. 

El ángel le anunció a su padre: "No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, y le precederá con el espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la sabiduría de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (1, 8-17). 

Durante el sexto mes del embarazo de Ana, su madre, tuvo lugar la Anunciación, y, como María había oído al ángel que su prima había concebido, fue "con prontitud" a felicitarla. "Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, el niño" - lleno, como la madre, del Espíritu Santo-"saltó de gozo en su seno", como si reconociera la presencia de su Señor. 

Al nacer, su padre pidió que se le llamara Juan en hebreo: Jehohanan, esto es, "Yahveh tiene misericordia", al que, como profetizó Zacarías, iba a ir "delante del Señor para preparar sus caminos y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios" (1, 76-78). 

En su juventud se retiró a vivir en el desierto, donde vivió como un anacoreta y fortaleció su espíritu. Cuando tenía poco más de 30 años inició su vida pública. "Y se fue por toda la región del Jordán, predicando" (Lucas 3, 1-3), vestido no con los suaves ropajes de un cortesano (Mateo, 11, 8; Lucas 7, 24), sino de "piel de camello con un cinturón de cuero a sus lomos"; y "su comida" - parecía como si no comiera ni bebiera (Mateo, 11, 18; Lucas, 7, 33) "eran langostas y miel silvestre" (Mateo, 3, 4; Marcos, 1, 6); toda su figura, lejos de sugerir la idea de una caña sacudida por el viento (Mateo, 11, 7; Lucas, 7, 24), manifestaba una constancia imperturbable. Algunos incrédulos burlones fingían escandalizarse: "Tiene un demonio" (Mateo, 11, 18) Sin embargo, "Jerusalén, toda Judea, y toda la región del Jordán" (Mateo, 3, 5), atraídos por su fuerte y atractiva personalidad, acudían a él; la austeridad de su vida aumentaba inmensamente el peso de sus palabras; para la gente sencilla, era verdaderamente un profeta (Mateo, 11, 9;cf. Lucas, 1, 76,77). "Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca" (Mateo, 3, 2), tal era el estribillo de su enseñanza. Hombres de todas las condiciones se congregaban a su alrededor. 

"¿Qué debemos hacer?" le decían... (Probablemente algunos eran ricos y, según la costumbre del pueblo en tales circunstancias, estaban vestidos con dos túnicas- Josefo, "Antig.", XVIII, v, 7). "Y él les respondía: El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo" (Lucas, 3, 11). Algunos eran publicanos; a ellos les ordenó no exigir más que lo que estaba fijado por la ley (Lucas, 3, 13). A los soldados (probablemente policías judíos) les recomendó que no hicieran violencia a nadie, ni denunciaran falsamente a ninguno, y que se contentaran con su paga. (Lucas, 3, 14). Juan sostenía que él había sido divinamente "enviado a bautizar con agua" (Juan, 1, 33); "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en el Espíritu Santo y en el Fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga" (Lucas, 3, 15,17). 

Jesús pide ser bautizado por Juan, pero éste "trataba de impedírselo diciendo: Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?" (Mateo, 3, 14). "Respondióle Jesús: Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos...Y una voz que venía de los cielos dijo: Este es mi hijo muy amado, en quien me complazco" (Mateo, 3, 15-17). 

Jesucristo lo llamó el más grande profeta que ha pisado sobre la tierra. Se le considera el último de los profetas, un hombre de dos mundos, el de la Antigua Alianza y el de la Nueva Alianza. 


* Fuente:

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"Las distancias tocadas por la gracia vuelven amigos a los extraños."