John William Godward - In the Days of Sappho - 1904 |
“Ningún humano puede escapar a la vejez.”
Safo
Según la exégesis de Carlos García Gual, el poema habla de la resignación de Safo ante la vejez. Está dirigido a sus jóvenes “compañeras”, su círculo de educadas discípulas, a las que llama cariñosamente “hijas” y queridas amigas devotas de las Musas y las Gracias.
En el esquema de base del poema pueden distinguirse tres motivos: vosotras danzad y cantad, yo ya no puedo/ pues así es la condición humana/ ved el ejemplo mítico de Titono.
… θῆται ϲτύματι πρόκοψιν
…
῎Yμες πεδὰ Mοίσαν ἰ]οκ[ό]λπων κάλα δῶρα παῖδε
σπουδάσδετε καὶ τὰ[ν φιλάοιδον λιγύραν χελύνναν
σπουδάσδετε καὶ τὰ[ν φιλάοιδον λιγύραν χελύνναν
ἔμοι δ᾽ ἄπαλον πρὶν] ποτ᾽ [ἔ]οντα χρόα ἤδη
ἐπέλλαβε, λεῦκαι δ᾽ ἐγ]ένοντο τρίχες ἐκ μελαίναν;
ἐπέλλαβε, λεῦκαι δ᾽ ἐγ]ένοντο τρίχες ἐκ μελαίναν;
βάρυς δέ μ᾽ ὀ [θ]ῦμος πεπόηται, γόνα δ᾽ [ο]ὐ φέροισι
τὰ δή ποτα λαίψηρ᾽ ἔον ὄρχηστ᾽ ἴσα νεβρίοισι.
τὰ δή ποτα λαίψηρ᾽ ἔον ὄρχηστ᾽ ἴσα νεβρίοισι.
τὰ μὲν στεναχίσδω θαμέως· ἀλλὰ τί κεν ποείην;
ἀγήραον ἄνθρωπον ἔοντ᾽ οὐ δύνατον γένεσθαι.
ἀγήραον ἄνθρωπον ἔοντ᾽ οὐ δύνατον γένεσθαι.
καὶ γὰρ π[ο]τα Tίθωνον ἔφαντο βροδόπαχυν Aὔων
ἔρωι… βάμεν᾽ εἰς ἔσχατα γᾶς φέροισα[ν
ἔρωι… βάμεν᾽ εἰς ἔσχατα γᾶς φέροισα[ν
ἔοντα [κ]άλον καὶ νέον, ἀλλ᾽ αὖτον ὔμως ἔμαρψε
χρόνωι πόλιον γῆρας, ἔχ[ο]ντ᾽ ἀθανάταν ἄκοιτιν.
χρόνωι πόλιον γῆρας, ἔχ[ο]ντ᾽ ἀθανάταν ἄκοιτιν.
…
ἔγω δὲ φίλημμ᾽ ἀβροσύναν, … τοῦτο καὶ μοι
τὸ λά[μπρον ἔρος τὠελίω καὶ τὸ κά]λον λέ[λ]ονχε.
τὸ λά[μπρον ἔρος τὠελίω καὶ τὸ κά]λον λέ[λ]ονχε.
* * *
…
Velad vosotras por los bellos dones de las Musas ceñidas
de violetas, muchachas, y por la dulce lira de los cantos,
pero mi piel, en otro tiempo suave, de la vejez ya es presa,
y tengo blancos mis cabellos que fueron negros,
y torpes se han vuelto mis fuerzas, y las piernas no me sostienen,
antaño ágiles cual cervatillos para la danza.
He aquí mis asiduos lamentos, pero ¿qué podría hacer yo?
A un ser humano no le es dado durar por siempre.
A Títono, una vez, cuentan que Aurora de rosados brazos
por obra de amor lo condujo a los confines de la Tierra,
joven y hermoso como era, mas lo encontró igualmente al cabo
la canosa vejez, a él, que tenía esposa inmortal.
…
Pero yo amo la ternura; …mi suerte es esto y la brillante
ansia de sol y la belleza.
Traducción de Juan Manuel Macías
Poema 5D
Dura un tiempo muy breve, como un sueño,
la juventud preciada. Luego, amarga y deforme,
la vejez sobre nuestra cabeza está pendiente,
odiosa a la vez que infame, que desfigura al hombre,
y, envolviéndole, daña sus ojos y su mente.
Poema 1D
¿Qué vida, qué placer hay al margen de la áurea Afrodita?
Morirme quisiera cuando ya no me importen
el furtivo amorío y los dulces presentes del lecho,
las seductoras flores que da la juventud
a hombres y mujeres. Pues más tarde nos llega penosa
la vejez, que a un tiempo feo y débil hace al ser humano.
De continuo acosan su mente tristes pensamientos
y no disfruta ya de contemplar los rayos del sol.
Causa entonces repulsión a los niños y desprecio a las mujeres.
¡Tan horrorosa implantó la divinidad la vejez!
El mundo griego con mucho de épico y estético sobrevaloraba la plenitud corporal, de ahí esas lamentaciones de Safo ante la decadencia física inevitable.
Titono es un personaje famoso por su triste final, evocado por Mimnermo de Colofón (frg. 4D):
"A Titono le concedió Zeus como favor un mal eterno:
la vejez, que es mucho peor que la espantosa muerte."
La historia de Titono la encontramos más detallada en el Himno homérico a Afrodita, donde ella le cuenta al troyano Anquises el episodio mítico (vss. 218 - 238):
Así en otro tiempo a Titono raptó la Aurora de doradas flores,
uno de vuestra estirpe, semejante a los inmortales.
Y fue luego a pedirle el sombrío Crónida
que lo hiciese inmortal y viviera por todos los días.
Zeus consintió y le cumplió a la diosa su deseo.
¡Insensata! Que no se acordó la augusta Aurora
de pedirle la juventud y la ausencia de la vejez funesta.
En tanto que él gozaba de la adorable juventud,
disfrutaba con Aurora , la de doradas flores, la mañanera,
viviendo cabe las corrientes del Océano en los extremos de la tierra;
mas cuando los primeros cabellos grises aparecieron
en su hermosa cabeza y en su noble mentón,
entonces de su lecho empezó a alejarse la divina Aurora.
A él, por otro lado, lo mantenía alimentado en su palacio,
con pan y ambrosía, y le procuraba hermosos vestidos.
Pero una vez que del todo la odiosa vejez lo abrumó
y mover ya no podía ninguno de sus miembros ni alzarlos,
le pareció lo mejor en su ánimo la decisión siguiente:
abandonarlo en su dormitorio y cerrar las refulgentes puertas.
De allí emerge incansable su voz, pero ningún vigor tiene ya
como antes tuvo en sus flexibles miembros.
Según algún autor posterior, lo que decidió Eos o la Aurora , hastiada ya del arrugado Titono, fue convertirlo en cigarra, de modo que allá en los confines de la tierra, por los siglos de los siglos sigue el viejísimo inmortal emitiendo sus chirridos incesantes.
Con esos dos rasgos, piel marchita y rodillas flojas, Safo describe la torpeza de la vejez. Aún así ella conserva sus dones poéticos, y quizá todo lo demás que Alceo evocaba en aquel bello verso: “trenzas violeta, sonrisa de miel, santa Safo”. Lo que concuerda con el final de su poema:
"Pero yo amo la ternura; …mi suerte es esto y la brillante
ansia de sol y la belleza."
Safo nació en Mitilene, capital de Lesbos (ca. 650/610) y la tradición dice que murió en Léucade (580 a. C.) Es poco lo que se sabe de ella y casi todo sobre su vida lo hemos deducido de sus poemas.
Ha sido considerada entre los 9 poetas líricos o mélicos, junto a Alcmán de Esparta, Alceo de Mitilene, Anacreonte, Estesícoro, Íbico, Simónides de Ceos, Píndaro y Baquílides.
Los nueve poetas líricos (de lyricos, relativo a la lira), o nueve poetas mélicos (de melo, canción), constituyeron un canon de poetas y compositores griegos antiguos, tenidos en gran estima por los académicos y expertos helenísticos de Alejandría, como dignos de estudio crítico.
También es considerada, por sus méritos literarios y académicos, como la Décima Musa.
Perteneciente a una familia pudiente de la isla de Lesbos, vivió toda su vida allí, con excepción de los años de su ostracismo en Siracusa (Sicilia) en el año 593 a. C.
Sappho and Alcaeus - LawrenceAlmaTadema (1881) |
Safo creó una escuela para señoritas llamada «Casa de las servidoras de las Musas». Donde sus discípulas aprendían a recitar poesía, cantar, danzar, interpretar instrumentos musicales y confeccionar coronas y guirnaldas de flores. Por lo declarado en sus propios poemas, se le considera una mujer con un eros homosexual, de allí el térmico lésbico, estableciendo este tipo de relación con algunas de sus discípulas, en especial Atis, a la que le dedicó varios poemas.
Se le describe como una mujer muy femenina, delicada y espiritual, que trascendió en la Historia gracias a la naturalidad y pureza de sus versos, en los que expresa su amor de manera directa, sencilla y delicada, con una fuerte presencia de su yo que canta, desde una perspectiva autorreferencial.
Su importancia supera el sitial secundario y menospreciado de la mujer en la sociedad griega.
Poema 2D
Me parece que es igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.
En Antología de la poesía lírica griega
Las zonas erógenas o la fisiología del amor en este poema se circunscriben a :
La boca de la amada, habla y sonríe.
El corazón de la amante, como órgano de sentimientos, sufre de taquicardia.
La piel arde, se hiela, palidece; y todos los órganos de los sentidos: boca, oídos, ojos, aíslan al amante del mundo exterior, en este morir de amor a partir de un simple contacto visual.
El poema se asemeja a un Canto de Bodas, en que se exalta la belleza de los novios.
La expresión del amor de Safo es sincera, nace de su corazón, no de lo leído en los libros.
* * *
Safo se declara seguidora de Afrodita, la diosa del Amor y de la belleza, con quien mantiene conversaciones en sus poemas.
Poema 27 Diehl
Dicen unos que lo más bello sobre la tierra oscura
es un ecuestre tropel, la infantería otros, y ésos,
que una flota de naves, pero yo afirmo
que lo más bello es lo que uno ama.
Y es muy fácil hacerlo comprensible a cualquiera.
Pues aquella que en belleza muchísimo aventajaba
a todos los humanos, Helena, a su esposo,
un soberano ilustre, lo abandonó
y partió por el mar hacia Troya,
sin acordarse de su hija ni sus padres,
para nada, porque la impulsaba Cipris *.
Ahora recuerdo a Anactoria * que no estaba presente...
Yo quisiera ver su amable paso
y el resplandor radiante de su rostro
más que los carros de los lidios
y los soldados de infantería con armas pesadas.
* Cipris o Cipria (Kypris) era la misma Afrodita, por considerarse que su lugar de nacimiento fue la isla de Chipre.
* Anactoria: una de las discípulas de Safo, a quien escribió un poema.
La oda o Himno a Afrodita es uno de los poemas más conocidos y bellos de Safo. Ha llegado hasta nosotros casi intacto porque fue citado por Dionisio de Halicarnaso, un escritor del siglo I a. C.
Está compuesta de siete estrofas sáficas, denominadas así en su honor, se forman de cuatro versos, los primeros tres son endecasílabos sáficos, mientras que el último es un pentasílabo que recibe el nombre técnico de adónico.
El baño de Afrodita - William-Adolphe Bouguereau |
¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
Hija de Zeus, inmortal, dolosa:
No me acongojes con pesar y sexo
Ruégote, Cipria!
Antes acude como en otros días,
Mi voz oyendo y mi encendido ruego;
Por mi dejaste la del padre Jove
Alta morada.
El áureo carro que veloces llevan
Lindos gorriones, sacudiendo el ala,
Al negro suelo, desde el éter puro
Raudo bajaba.
Y tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
Te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
—me preguntabas—
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
Lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
Mísera Safo?
Que si te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofreceráte dones,
Y cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.
Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
Liberta el alma de su dura pena;
Cual protectora, en la batalla lidia
Siempre a mi lado.
* * *
Safo de Eressos |
La tradición sitúa la muerte de Safo en Léucade el año 580 a. C., pero como no se tiene certeza del año de su nacimiento, pudo haber muerto tanto a los 70 como a los 30 años. Surgió un mito que sostiene que murió al lanzarse de un promontorio leucadiano. El nombre de Léucade proviene de blanca caliza, que bien pudo estar ubicada en la isla de Léucade, como en cualquier lugar de Grecia, con esas características.
El historia se derivó de la mitología y a su vez se transformó en mito:
Afrodita, enamorada del joven Adonis, trata de persuadirlo de que abandone su gusto por la caza e intenta seducirlo, sin lograrlo; éste quiere participar en la caza del jabalí. Llegada la mañana, Afrodita oye el ladrar de los perros de Adonis, y llena de terror, va en busca del amado, al que encuentra muerto por la fiera, que en realidad era Ares, amante de Afrodita, que bajo la apariencia de un jabalí mata a Adonis por celos y a petición de Perséfone que, enamorada de Adonis desea llevarlo junto a ella al Hades.
Afrodita desconsolada recurrió al consejo de su hermano Apolo, quien le indicó que se lanzara del promontorio leucadiano, ya que de allí resurgiría tranquila y consolada. Desde entonces ese era la acción obligada de los amantes no correspondidos.
Sahpo embrassant sa lyre - Jules Elie Delaunay (1828-1891) |
Por lo tanto cuando Safo se enamoró del bello Faón, joven batelero de la ciudad de Mitilene, del que estaba enamorada la propia Afrodita. Dice la leyenda que al no ser correspondida, la poeta se arrojó al mar desde el promontorio leucadiano. El gran Ovidio, tomó esta historia y convirtió a Safo en una de sus heroínas, único caso real que formó parte de sus personajes mitológicos, y que con esta muerte entra en tierra de dioses. Y así es inmortalizada por pintores europeos del siglo XIX, desde esta mirada romántica con la que se le recuerda hasta nuestros días.
Safo - Gastaldi |
Safo - Charles August Mengin - 1877 |
Sappho on the Leucadian Cliff - Pierre Narcisse Guerin |
Sapho se précipitant à la mer - Jean Joseph Taillasson |
Sappho - Gustave Moreau |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Las distancias tocadas por la gracia vuelven amigos a los extraños."