The Meteor of 1860 - Frederic Church (cortesía de Judith Filenbaum Hernstadt) |
"El río fluye y jamás vuelve a ser el mismo.
Pasa una estrella e ilumina un instante el cielo nocturno. Silencio."
MIA
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Existe una interesante historia acerca de este cuadro de Frederic Church, investigada por Donald Olson, físico de la Universidad Estatal de Texas, destacado astrónomo forense, dedicado a examinar las obras clásicas del arte y la literatura buscando referencias que incluyan fenómenos celestes. Entre los casos estudiados por Olson está "la Luna llena" de Vincent van Gogh, las fotografías de Ansel Adams y los cielos de Edvard Munch. Del mismo modo se ha estudiado la Estrella de Belén, que el astrónomo Michael R. Molnar ha identificado como una doble ocultación de Júpiter tras la Luna en Aries, el año 6 a. C. Por su parte el Instituto de Astrofísica de Canarias y el astrónomo Mark Kidger argumentan que lo más probable es que se trate de una suma de acontecimientos astronómicos (la triple alineación de los planetas en el 7 a. C., en la constelación de Piscis, más el probable cálculo del ocultamiento de Júpiter tras la Luna, cerca del Sol).
A su vez la investigación de Olson relaciona la pintura de Church "The Meteor of 1860", con el poema de Walt Whitman "Año de Meteoros (1859-1860)", publicado en su famosa colección, Hojas de hierba [Leaves of Grass].
Tanto la prosa y la poesía de Whitman como la pintura de Church son ricas en referencias al cielo.
Entre 1859 y 1860 se registró el paso de numerosos cometas y meteoros. Uno de ellos fue llamado "El Gran Cometa de 1860". En la tarde del 20 de Julio de 1860 apareció del norte volviéndose muy brillante, tal como lo describe Whitman. Se trata de un meteorito de pastoreo, fragmentado en una larga procesión de bolas de fuego que se mueven casi horizontalmente a través de la atmósfera de la Tierra, casi paralelo a la superficie.
Cuando los fragmentos de un meteorito de pastoreo pasan muy cercanos, se pueden ver múltiples bolas de fuego viajando lenta y majestuosamente por el cielo en una trayectoria casi horizontal, en lo que se conoce como procesiones de meteoros y son extremadamente raras.
Walt Whitman presenció el fenómeno desde Nueva York y Frederic Church desde Catskill, Nueva York.
Año de Meteoros 1859-1860" de Walt Whitman (frag.)
No me olvido de cantar acerca de cómo se movía [el barco] rápidamente y rodeada de decenas de miles de pequeñas naves,
Ni del cometa que surgió repentinamente y ardiendo por el norte,
Ni de la extraña y gigante procesión de meteoritos que pasaba, deslumbrante, por encima de nuestras cabezas,
Sólo por un momento, sólo por un momento guió a sus bolas de luz extraterrestre sobre nuestras cabezas, y después se fue
De ello, e irregular como lo eran ellas, canto, con sus destellos, que iluminarían estos cantos.
¡Oh año salpicado del mal y del bien – año de profecías!
¡Año de extraños y pasajeros cometas y meteoritos!
Y mientras me muevo rápidamente entre vosotros, destinado a caer y a ser olvidado rápidamente, ¿qué es este canto?
¿Qué soy yo sino uno más de tus meteoritos?
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"Las distancias tocadas por la gracia vuelven amigos a los extraños."