Ciao, ciao, ciao (Palma de Mallorca)
Giorgio Gaber (1967)
Ciao, ciao, ciao, tengo que partir
tu sol y tu mar nunca he de olvidar,
adiós mi Palma querida, me voy de aquí,
quizás algún día pueda volver junto a ti...
Ciao, ciao, ciao, yo me alejaré
al dejar tu playa no querré mirar,
pues sé que si te vuelvo a ver
ya no podré irme jamás.
Día tras día más lejos iré
y nostalgia sentiré de aquel tiempo feliz
mi voz será un lamento
que va a traerte el viento...
día tras día estaré pensando
en que pronto he de volver
a mi Palma por fin
porque yo necesito de ti.
Ciao, ciao, ciao, yo me he de alejar
mas pienso que tú me perdonarás,
porque al regresar a ti
no volveré a marchar jamás...
porque al regresar a ti
no volveré a marchar jamás,
porque al regresar a ti
no volveré a marchar jamás...
(No encontré la letra en italiano y esta no parece ser una buena versión en español, pero es lo que tengo...)
Giorgio Gaberscik (25 de enero de 1939 - 1 de enero de 2003), cantautor y actor italiano conocido en el ámbito artístico como Gorgio Gaber. Colaboradores suyos fueron los letristas Umberto Simonetta, Leo Chiosso y el pintor toscano Sandro Luporini cuyo trabajo conjunto empezó en 1972, extendiéndose por unos treinta años con resultados incomparables por su originalidad.
En 1965 se casó con la cantante Ombretta Colli.
Continuó una carrera exitosa, con piezas como “Goganga”, “Torpedo Azul”, “Barbera e champagne”. En canciones como “Com’è bella la città” y “Suona chitarra” aparece como un artista diferente, orientado más hacia un discurso poético y musical profundo y marcadamente comprometido. En 1971 salió el álbum “II borghesi”, manifiestamente marcado por la influencia de Jacques Brel.
Corrosivo, cortante, sarcástico, Gaber utilizó la ironía como un arma para golpear sin piedad y sin exclusiones, llegando hasta la invectiva con “Io se fossi Dio” (1980). En los años 80, su reflexión se llenó cada vez más de melancolía: desde “Anni affollati” (1981) a “Il grigio” (1989); y en la década siguiente volvió la chispa con “E pensare che c’era il pensiero” (1995) y “Un’idiozia conquistata a fatica” (1999).
“Giorgio Gaber, un "anárquico" de la música italiana”, así lo retrata el medio “El País” en este artículo de Jorge Marirrodriga Girón, a modo de despedida, fechado el 4 de enero de 2003.
“El Piccolo Teatro de Milán despidió ayer a uno de los artistas italianos más amantes de la libertad individual. Giorgio Gaber, nacido en el 25 de enero de 1939, conocido como el Señor G, tierno, desgarbado, feo y con una mente tan aguda como su lengua recibió el tributo póstumo de una sociedad a la que había fustigado durante 30 años. "Un anárquico", en palabras de Dario Fo. Sus feroces críticas a la izquierda y la derecha le costaron la enemistad de los políticos, pero obtuvo la sonrisa, la complicidad y el calor de los italianos.
Nacido en Milán en una familia originaria de Trieste y apasionada por la música, Giorgio Gaberscik sufrió poliomielitis a los dos años y a los 12 tuvo una recaída que le provocó una invalidez en la mano izquierda. Sin embargo, aquello le sirvió de estímulo para tocar la guitarra, eso sí inventando una técnica particular para ejecutar algunos acordes. Son los años del rock and roll, y Gaber compaginaba sus estudios de economía en la prestigiosa Bocconi de Milán con los conciertos en un club llamado el Santa Tecla, y que es a la música italiana lo que la Caverna de Liverpool a la inglesa. Allí tocaban, jovencísimos, Enzo Janacci o Adriano Celentano, entre otros. Un día un hombre se acercó a Gaber y le ofreció un contrato con una importante discográfica del momento. Gaber pensó que era una broma y no acudió a la cita, y el hombre, Giulio Rapetti, conocido como Mogol, tuvo que volver a insistir. Ciao ti diró, escrita por Luigi Tenco, se convirtió en uno de sus primeros éxitos, y en los sesenta, Gaber ejerció como cantante melódico, con cuatro participaciones en el Festival de San Remo.
Sin embargo, Italia se sumergía en años difíciles, y con ella, Gaber dejaba aflorar en sus canciones el espíritu libre, crítico y polémico que llevaba dentro. La crítica ácida y sarcástica que ya se adivinaba en Torpedo Blu o La batalla del Cerutti afloró con temas como Si yo fuese Dios, en los que atacaba nada menos que a Aldo Moro. Gaber abandona la televisión para dedicarse al teatro. En el Piccolo Teatro de Milán, el Señor G inaugura la fórmula del teatro-canción, repartiendo estopa a diestra y siniestra (literalmente), no sólo en los monólogos que hacían las delicias del público, sino en las letras de sus canciones. Su agudeza crítica con la Italia de finales del siglo XX se incrementaba paralela al pesimismo ácido que transmitía su arte.
Sus apariciones en televisión se hicieron muy raras hasta que, en 2001, su amigo Celentano le invitó a su programa 125 millones de gilipolleces en el primer canal de la RAI. Sentados alrededor de una mesa de taberna, Gaber, Celentano y Dario Fo, entre otros, protagonizaron en horario de máxima audiencia uno de los diálogos más brillantes vistos en una televisión pública. En el mismo programa, Gaber cantó sentado en un taburete un tema escrito un par de años antes, Derecha-izquierda, con una letra demoledora donde denuncia las contradicciones e imposturas de las ideologías, en las que "a pesar de todo" confesaba creer todavía. "Todo el viejo moralismo es de izquierdas, la falta de moral es de derechas, incluso el Papa últimamente está un poco a la izquierda y el demonio se ha pasado a la derecha". Radio Italia, la cadena más importante de música en italiano, la incluyó en los primeros puestos de su lista, y Gaber, casi 40 años después, volvió a codearse con las estrellas musicales del momento. Ya enfermo, Gaber no volvió a aparecer en televisión y se centró en trabajar en un nuevo disco, que saldrá a la venta a finales de este mes bajo el título de No me siento italiano, una declaración que, paradójicamente, forma parte, en un algún momento u otro de la vida, de la manera de ser italiana.”
* Fuente:
http://www.pipamania.com.ar/pdfs/Giorgio_Gaber.pdf
http://www.italica.rai.it/scheda.php?scheda=gaber&hl=esp
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