I will wait for you

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"Expectations" - Christophe Vacher

domingo, 8 de enero de 2012

¿Quién no desea una "estrella" que lo guíe en el camino de su vida?


Andrea Mantegna  -  Adoracion- de los reyes magos de oriente



Es propio de la luz el iluminar en cualquier parte en que se encuentre
San Hilario, Catena Aurea, vol.I


Epifanía del Señor

Color: Blanco

Santoral: San Severino, Predicador

Lecturas de la liturgia


Primera Lectura: Isaías 60, 1-6
"La gloria del Señor amanece sobre ti"

¡Levántate y resplandece, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Es verdad que la tierra está cubierta de tinieblas y los pueblos de oscuridad, pero sobre ti amanece el Señor y se manifiesta su gloria. A tu luz caminarán los pueblos, y los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta los ojos y mira a tu alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Al ver esto te pondrás radiante, palpitará y se emocionará tu corazón, porque derramarán sobre ti los tesoros del mar y te traerán las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.


Salmo Responsorial: 71
"Que te adoren, Señor, todos los pueblos."
Dios mío, da tu juicio al rey, tu justicia al heredero del trono, para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus humildes con equidad.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Que florezca en sus días la justicia y haya gran prosperidad mientras alumbre la luna; que domine de mar a mar, desde el Eufrates hasta los extremos de la tierra.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Que los reyes de Tarsis y de los pueblos lejanos le traigan regalos, y que le paguen tributos los monarcas de Arabia y de Sabá; que se postren ante él todos los reyes, y lo sirvan todas las naciones.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Porque él librara al necesitado que suplica, al humilde que no tiene defensor; tendrá compasión del necesitado y del abandonado, y salvará la vida de los necesitados.
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.


Pintura Cusqueña


Segunda Lectura: Efesios 3, 2-6
"También los 'gentiles' participan de la misma herencia que nosotros"

Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha confiado en favor de ustedes.

Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no fue manifestado a los hombres de otras generaciones y que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: un plan que consiste en que todos los pueblos comparten la misma herencia, son miembros del mismo cuerpo y participan de la misma promesa en Jesucristo, por medio del Evangelio.


Evangelio: Mateo 2, 1-12
"Venimos de Oriente para adorar al Rey"

Jesús nació en Belén de Judá en tiempo del rey Herodes. Por entonces, Magos de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer?
Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo».

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y todo Jerusalén con él; entonces convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:
«En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel».

Entonces, Herodes llamó en secreto a los Magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén con este encargo:
«Vayan y averigüen cuidadosamente sobre ese niño; y, cuando lo encuentren, avísenme para ir yo también a adorarlo».

Después de oír al rey, los Magos se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en oriente los guió hasta que llegó y se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra.

Y advertidos en sueños de que no volvieran donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.














Reflexiones

«La luz brilla en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron»
(Jn 1, 5).



Epifanía es la manifestación de Cristo al mundo. "Explosión del amor de Dios, que hace brillar en el mundo el enorme resplandor de su corazón".  Benedicto XVI

"El gran regalo de Dios a los hombres" fue "la entrega de su propio Hijo para salvar a la humanidad".

“El contacto con la Palabra de Dios ha provocado una explosión de luz, a través de la cual el resplandor de Dios ilumina nuestro mundo y nos muestra el camino".

Los Magos "eran personas con un corazón inquieto, que no se conformaban con lo que es aparente o habitual. Eran hombres en busca de la promesa, en busca de Dios. Y eran hombres vigilantes, capaces de percibir los signos de Dios, su lenguaje callado y perseverante".  Fueron capaces de afrontar las renuncias y fatigas de un camino largo e inseguro".

Creación y hombre están en permanente "estado de vía",  en constante peregrinación y después de conocer a Jesucristo, debemos volver por un camino nuevo.

"Seamos como el hombre de corazón inquieto, que no se conforma con las cosas habituales de este mundo sino que sigue la inquietud del corazón que lo empuja a acercarse interiormente a Dios, a buscar su rostro, a conocerlo mejor para poder amarlo cada vez más".

La Palabra de Dios, ‘opportune – importune’".

Epifanía significa "manifestación", "revelación".  También se usa Theofanía que se hace coincidir con el Nacimiento de Jesús,  donde Dios se manifiesta. Cristo demuestra así ser la luz verdadera y los cristianos celebran su nacimiento.  “El que me ha visto a mí ha visto al Padre.”  La epifanía del Hijo es la epifanía del Padre. 

La Epifanía celebra la aparición en el mundo de esta luz divina, con la que Dios salió al encuentro de la débil luz de la razón humana. Una relación entre Fe y Razón.  "Lumen gentium Christus, Cristo es la luz de los pueblos", luz de amor, de verdad y de paz.  Él es el "sol que nace de lo alto" (Lc 1, 78), el sol que vino al mundo para disipar las tinieblas del mal e inundarlo con el esplendor del amor divino.  El evangelista san Juan escribe: "La luz verdadera, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre" (Jn 1, 9).  Cristo es "lux mundi, la luz del mundo".  Luz que brilla en las tinieblas (cf. Jn 1, 5).

"Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12).

"De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel..." (Nm 24, 17).

La etimología misma del verbo desear -en latín, desiderare- evoca la experiencia de los navegantes, los cuales se orientan en la noche observando los astros, que en latín se llaman sidera.

¿Quién no desea una "estrella" que lo guíe en el camino de su vida?

"¡Levántate, brilla (...), que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! ... Y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora" (Is 60, 1. 3).
«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló» (Is 9,1).

"Duc in altum". No tengáis miedo a las tinieblas del mundo, porque quien os envía es "la luz del mundo" (Jn 8, 12), "el lucero radiante del alba" (Ap 22, 16).

Los reyes de Tarsis y de las islas ofrecerán presentes; los reyes de Arabia y de Saba le traerán sus regalos: y todos los reyes de la tierra le adorarán (Salmo 71, 10).

También David anunciaba este día en los salmos cuando decía: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre.

La adoración del Niño Jesús por parte de los Reyes Magos (Mt 2 1-12),  es símbolo del reconocimiento del mundo 'no judío' de que Cristo es el Salvador de toda la humanidad.


Epifanía de Navasa (pintura mural del siglo XII de autor desconocido)


Del pasaje bíblico sabemos que son magos (magoi), que vinieron de Oriente; la narración evangélica no menciona el número de Magos, y no hay una tradición cierta sobre esta materia,  se cree que pueden haber sido entre 2 y 12.  El Papa San León Magno (440-461) precisó que eran tres los Reyes Magos que fueron a adorar al niño Jesús guiados por una estrella: Melchor, Gaspar y Baltazar. Y que los regalos que presentaron eran oro, incienso y mirra, significando que Jesucristo es Rey, Dios y Hombre.

 Baltasar (Serakin), de raza negra, se cree procede de Africa; entrega la mirra, una sustancia rojiza aromática, común en medio oriente y Somalia. Muy valorada en la elaboración de perfumes. Es el símbolo del hombre mortal,  se le ofrece a Cristo-profeta, ya que era usada con los reos que eran torturados o ajusticiados,  por su poder soporífero,  se le ofreció a Jesucristo en la Cruz. 

Gaspar (Galgalath), el más joven, rubio, se cree procede de Asia, es el que entrega el incienso, una preparación de resinas aromáticas vegetales, a las que se añaden aceites que al arder desprenden un humo fragante.  Es símbolo de alabanza a Dios. Se utiliza en muchas religiones en sus ritos.  Se le ofrece a Cristo-sacerdote y Dios.

Melchor (Magalath), anciano de blancos cabellos y larga barba, se cree procede de Europa, entrega el oro, el más precioso de los metales, símbolo de realeza, dignidad, autoridad y soberanía,  debida a Cristo-rey.

La descripción de los tres reyes magos fue hecha en el siglo XIV por un monje benedictino, Beda el Venerable (672-735), fue descubierta en un códice.

Los Magos eran de la casta sagrada de los Medos, de estirpe real (fere reges). La religión de los Magos era fundamentalmente la de Zoroastro y prohibía la hechicería; su astrología y habilidad para interpretar sueños fue ocasión de su encuentro con Cristo.


Al oriente de Palestina sólo la antigua Media, Persia, Asiria y Babilonia tienen un sacerdocio de Magos en el tiempo del nacimiento de Cristo. Los Magos vinieron desde alguna parte del Imperio Parto. Probablemente cruzaron el desierto de Siria, entre el Eufrates y Siria, llegando a Haleb (Aleppo) o Tudmor (Palmyra), recorriendo el trayecto hasta Damasco y hacia el sur, en lo que ahora es la gran ruta a la Meca (darb elhaj, el camino de los peregrinos), continuando por el Mar de Galilea y el Jordán por el oeste hasta cruzar el vado cerca de Jericó.

Era en tiempos del rey Herodes (Mateo 2, 1), antes del 4 a. C. (A.V.C. 750), fecha probable de la muerte de Herodes en Jericó. Vinieron mientras el rey estaba en Jerusalén.

Desde Persia, de donde supuestamente vinieron los Magos, hasta Jerusalén había un trayecto de entre 1000 y 1200 millas que se recorría entre tres y doce meses en camello.


“Adoración de los reyes magos”  -  pintura anónima (con incrustaciones de nácar)



Que los Magos pensaron que la estrella les dirigía es evidente por las palabras eidomen gar autou ton astera que emplea Mateo en 2, 2.

* La palabra aster puede significar un cometa.

* La estrella pudo haber sido la conjunción de Júpiter y Saturno (7 a. C.), o de Júpiter y Venus (6 a. C.).

* Los Magos pudieron haber visto una stella nova, una estrella que aumenta repentinamente de tamaño y brillo y luego disminuye.

La aparición repentina de una nueva y brillante estrella sugirió a los Magos el nacimiento de una persona importante. Ellos vinieron a adorarlo

Según la profecía de Balaam: Una estrella brillará sobre Jacob y un cetro brotará de Israel (Números 24, 17).

Ellos llegaron a Jerusalén preguntando:  "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?  Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo".  (Mateo 2, 1-2)

Herodes preguntó a los Magos el tiempo en que apareció la estrella. Considerando esto como el tiempo del nacimiento del Niño, mató a los varones de dos años para abajo en Belén y sus alrededores, lo que se conoce como “la matanza de los inocentes”.  Es probable que Jesús tuviera entre 1 y 2 años.

Por otra parte, Virgilio, Horacio, Tácito (Hist., V, XIII) y Suetonio (Vespas., IV) dan testimonio de que, en tiempos del nacimiento de Cristo, había por todo el Imperio Romano una inquietud y expectación generalizadas de una Edad de Oro y un gran liberador.

La venida de los Magos causó gran conmoción en Jerusalén; todos, incluso el rey Herodes, escucharon su pregunta. Los Magos siguieron la estrella unas 6 millas hacia el sur de Belén, y entrando en la casa [eis ten oikian], encontraron al niño (v. 11).

Los Magos adoraron (prosekynesan) al Niño Dios, y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Dar regalos obedecía a una costumbre oriental.

Los Magos escucharon en sueños que no volviesen a Herodes y regresaron a su país por otro camino (v. 12).  Ese camino pudo haber sido por el Jordán, de tal manera que eludiese Jerusalén y Jericó; o un rodeo hacia el sur a través de Berseba, al este del camino principal (ahora la ruta de la Meca) en el territorio de Moab y allende el Mar Muerto.

Se dice que después de su retorno a su patria los Magos fueron bautizados por Santo Tomás y trabajaron mucho para la propagación de la fe en Cristo. La historia es narrada por un escritor arriano no antes del siglo VI, cuya obra está impresa como Opus imperfectum in Mattheum entre los escritos de San Juan Crisóstomo (P. G. LVI, 644).  Este autor admite que lo ha descrito a partir del apócrifo Libro de Seth, y escribe sobre los Magos algo que es claramente legendario.

La catedral de Colonia contiene los que pretenden ser los restos de los Magos; éstos, se dice, fueron descubiertos en Persia, llevados a Constantinopla por Santa Elena, transferidos a Milán en el siglo V y a Colonia en 1163 (Acta SS., I, 323), lo que llevó en 1248 a que se iniciara la construcción de la catedral de Colonia que llevaría más de 600 años terminarla.



*  Fuente:  Walter Drum Reyes Magos




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