Caía la noche. El sendero se internaba en el bosque, más negro que la noche. Yo estaba solo, desarmado. Tenía miedo de avanzar, miedo de retroceder, miedo del ruido de mis pasos, miedo de dormirme en esa doble noche.
Oí crujidos en el bosque, y tuve miedo. Vi brillar entre los troncos ojos de animales, y tuve miedo. Después no vi nada, y tuve miedo más miedo que nunca. Por fin salió de la sombra una sombra que me cerró el paso... “¡Vamos! ¡Pronto! ¡La bolsa o la vida!”
Yo me sentí casi consolado por esa voz humana, porque al principio había creído encontrar a un fantasma o a un demonio.
Me dijo: “Si te defiendes para salvar tu vida, primero te quitaré la vida y después la bolsa. Pero si me das tu bolsa solamente para salvar la vida, primero te quitaré la bolsa y después la vida.”
Mi corazón enloqueció; mi espíritu se rebeló.
Perdido por perdido, mi corazón se entregó.
Caí de rodillas y exclamé: “Señor, toma todo lo que tengo y todo lo que soy”.
De pronto me abandonó el miedo y levanté los ojos. Ante mí todo era luz. En ella el bosque resplandecía.
***
Hay que desasirse, quedar desnudo, vacío, para ser llenado con la plenitud. Hay que atreverse, perder el miedo, dejar atrás los temores para encontrar la paz. Es como dar un salto en el vacío para ser acogido en las manos amorosas y cálidas de Dios.
Lanza del Vasto, nom de plume de Giuseppe Giovanni Luigi Enrico Lanza di Trabia, nacido en San Vito dei Normanni, Italia, en 1901. Murió en Elche de la Sierra, Albacete, España, en 1981. Filósofo, poeta, artista y activista de la no violencia, discípulo de Mahatma Gandhi.
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"Las distancias tocadas por la gracia vuelven amigos a los extraños."